lunes, 31 de agosto de 2009

Como todos los meses de agosto

Agosto se muere otro año más. Extraño agosto éste, por cierto. Es curioso descubrir cómo tus prioridades van cambiando a lo largo de los años. Lo que hace unos años era un mes asociado a la fiesta y al decaimiento (y posterior muerte) de miles de neuronas, este año ha sido un mes de cambios y de llantos, de inestabilidades...

Tengo cierta ansia por volver a la monotonía del curso, del otoño, del invierno... Pero lo que tal vez se me escapa es que esa monotonía también va a cambiar, tampoco va a ser igual. Me voy a tener que acostumbrar a una soledad que odio, pero que sé que necesito. Ya sé que estar solo y sentirse solo son dos conceptos diferentes, pero yo los suelo relacionar bastante a menudo. Creo que tendré que aprender a disfrutar de mí un poco. O tal vez debería volver a la época en la que mataba a mis neuronas sin complejos. Con menos neuronas es probable que le diera menos vueltas a todo. ¿No?

viernes, 28 de agosto de 2009

Operación pandemia

Siempre he pensado que si no fuera periodista no podría ser otra cosa. Simplemente no me veo haciendo otra cosa en la vida. Sin embargo, eso no quita para que le esté cogiendo algo de tirria a mi profesión. Y es que hay pocas cosas peores que creerse en posesión de la verdad absoluta y esta profesión peca bastante de eso.

Además, los medios son capaces de crear opinión (acertada o no) y de generar desde la psicosis más absoluta a la ignorancia más desquiciante (lo que no se cuenta, no existe, ya se sabe).

No os perdáis el video de youtube que podréis encontrar en este enlace. Es cierto que los medios no tienen la culpa de lo que hay detrás de estas cosas, pero son responsables en la medida en la que no cuentan toda la verdad y, en lugar de eso, generan una psicosis capaz de alarmar al mundo entero.

http://www.youtube.com/watch?v=gKwk8Kq8QXA

miércoles, 26 de agosto de 2009

Lo escribí hace un par de meses... pero sigue valiendo

Siento que es como volver a empezar. En realidad esta relación está llena desde el principio de pasos adelante y atrás. El resultado suele ser quedarse siempre en el mismo punto. Durante mucho tiempo, yo misma he puesto muchos impedimentos, me he negado a aceptar lo que sentía y he tratado de autoconvencerme de que nada de esto funcionaría. ¿Por qué hice eso? Bueno, supongo que por miedo a arriesgar, a perder lo que había entre los dos, por miedo a arrepentirme y a pensar después "estábamos mejor antes", por miedo a cargarme una relación cargada de intensidad que me aportaba muchas cosas. Me costó mucho, mucho tiempo darme cuenta de que la situación nunca mejoraría sino arriesgaba. Y fue entonces cuando decidí poner toda la carne en el asador. Fue entonces cuando me abrí, cuando le dije a él lo que sentía (y de paso me lo reconocí también a mí misma) y decidí dar un paso al frente. Es verdad que lo hice sin saber muy bien lo que él siente por mí. Y no porque no lo haya preguntado. Sé que le importo y que le gusto, pero no sé más. Todo lo demás entra en el terreno de lo que yo pueda interpretar. Y claro, la interpretación de lo sentimientos de los demás es muy peligrosa, pero es inevitable cuando no tienes respuestas.

Él necesita tiempo y yo sufro porque no sé cuánto tiempo voy a poder darle sin volverme loca. Él necesita solucionar muchas cosas y yo, mientras tanto, no puedo evitar sentirme rechazada y pensar que si me quisiera se arriesgaría. Él tiene cambios de humor y yo no puedo evitar pensar que soy la mayor damnificada. Él dice que nadie se preocupa por él y yo pienso que ójala pudiera preocuparme un poco menos por él para empezar a preocuparme un poco más por mí. Donde los demás tienen una chica con carácter, que se enfada y que no tolera los malos modos, él tiene a un corderito al que es capaz de amargarle el día un mal gesto por su parte. Donde los demás tienen una chica independiente, que reclama su espacio y odia los controles, los agobios y los celos, él tiene a una celosa compulsiva que piensa mal de cada llamada y tiene una necesidad de control de los actos del otro que nunca antes había tenido. Pero, además, soporta ese mismo control por parte de él, algo que la chica independiente que siempre ha creído ser nunca haría. Y es que lo que sirve para el resto del mundo se desdibuja cuando se trata de él. Como si yo misma tuviera dos varas de medir.

Tal vez ya no sea importante analizar las circunstancias que convirtieron esta relación en lo que hoy es porque eso no cambiaría la realidad para mí. La realidad es que, a día de hoy, es una relación que condiciona el resto de mis relaciones, y también el resto de mi vida. Soy consciente, muy consciente, de lo espantoso que es esto, pero, a día de hoy, sigo buscando la manera de cambiarlo. La dificultad de esto estriba, sin duda, en las cosas buenas que aporta esa relación, que son muchas. Tal vez se podría resumir en cuando estoy con él me siento viva, me río, disfruto, me da igual el resto del mundo. Los días buenos (o las temporadas buenas) son muy buenas y los malos son muy malos. Tal vez por eso he deseado muchas veces que él se enamore perdida y abiertamente de otra persona. Que me diga que ya no le gusto, que cierre las puertas para siempre. A mí destrozaría, pero de todo se sale. Y cuando me recompusiera volvería a ver luz al final del túnel. Sería mucho mejor que este sinvivir.

martes, 25 de agosto de 2009

Etapa moñas

Siempre he sido una moñas. Así es. Mejor reconocerlo que vivir negando la evidencia. Es cierto que con mis amigas, incluso con las más cercanas, no soy muy dada a las muestras de cariño, me cuesta darlas y también recibirlas. Pero la cosa cambia cuando pasamos al terreno parejil. Es decir, me he dado cuenta de que echo de menos acostarme en compañía todas las noches -aunque nunca haya sido de esas personas capaces de dormir abrazada a alguien toda la noche. Es más, creo que eso no se puede conseguir sin arriesgarte al entumecimiento y posterior amputación de algún miembro del cuerpo-.

Pero aún así echo de menos el saber que tienes a alguien al lado, alguien con el que te vas a chocar si te das la vuelta, alguien a quien culpar de ocupar demasiado espacio en la cama, alguien que haga ruido por las mañanas y te fastidie sin querer (o queriendo, quien sabe) tus últimos minutos antes de que suene tu propio despertador, alguien que te coja de la mano por la calle, alguien a quien dar un beso de buenas noches, y alguien que te dé un beso cuando se va a trabajar (mientras tú piensas, "me has despertado con tanto ruido, que lo sepas"). Y alguien con quien comentar por las noches cómo ha ido el día y también las estupideces que ponen en la tele. Y alguien con quien poder mostrarte tal como eres. Alguien con el que no importa si vas maquillada o despeinada, da igual si ese día no estás perfecta. Porque sabes que le gustas igual, que lo que siente por tino tiene que ver con que tus ojeras sean más o menos pronunciadas.

Echo de menos todo eso, que es mucho. Y sin embargo no es suficiente para que una relación funcione, aunque sí necesario. Ais. Ya sé que todo esto se resume en que soy una moñas que necesita que la mimen. Pero cuando necesitas eso y no tienes quien lo haga no dejas de tener un problema, no? Así que, decidido, busco a alguien que me haga sentir especial y, que, puestos a pedir, ocupe poco espacio en la cama.

lunes, 24 de agosto de 2009

Los pies en la tierra

Tras unas semanas lejos del teclado, vuelvo a la carga paranoia en mano. Y no creas que no me he acordado de ti... No veas la cantidad de veces que he pensado en que necesitaba escribir lo que estaba pasando por mi loca cabecita, pero no tenía acceso a ti, así que me he tenido que aguantar. Y ahora que estoy aquí, no sé exactamente qué contar.

Estos días han sido bruscos, con cambios y altibajos emocionales. Ahora necesito una nueva casa. Y cuando tenga esa nueva casa tendré mucho que pensar y mucho que hacer. Aprender a estar sola será mi primera tarea y saber qué es lo que quiero y hasta dónde estoy dispuesta a llegar por conseguirlo o por no perderlo será la segunda. Casi nada lo del ojo.

viernes, 7 de agosto de 2009

Sentirse engañado

Hay muchas sensaciones en la vida. Algunas buenas y otras malas. La sensación que tiene la boca del estómago cuando te sientes engañado es de las malas. La saliva te pasa por la garganta y se queda bloqueada, atravesada, el nudo del estómago no la deja seguir bajando.

Decepción, rabia y muchas lágrimas en los ojos que me resisto a dejar salir. 'Sé fuerte' -me repito- 'Ya te has sentido así otras veces, es algo que ya sabías, no es nada nuevo...' Sí, es cierto. Pero el ser humano es muy curioso y cuando está enamorado hasta el tuétano olvida con una gran facilidad. Cualquier pobre indicio le lleva a hacerse unas ilusiones que había jurado no volver a hacerse... Y ZAS!!! Ahí va otra ostia. Por tener tan mala memoria.

jueves, 6 de agosto de 2009

Ser normal

A lo mejor sois de los que pensáis que nadie es normal, que quien más quien menos tiene sus particularidades o, lo que es lo mismo, que todos somos un poco raritos. Yo creo que alguna vez también he pensado así, pero creo que ha sido más bien para no sentirme tan sola y justificar así mi rareza congénita. Porque pensándolo bien, no es cierto eso de que no haya nadie normal. Yo estoy rodeada de gente normal (no todos, claro, pero sí bastantes). Tengo un montón de amigos normales que tienen, asimismo, una vida ordenada y normal que atiende a ciertas normas establecidas. Tienen una pareja normal con la que hacen cosas normales y tienen también discusiones normales sobre problemas normales. Tienen una familia normal que suele hacer también cosas normales. Tienen una salud normal que no suele preocuparles por eso precisamente, porque es normal.

Pero es que en mi vida nada de eso es normal: en vez de tener pareja tengo un 'no-novio', en vez de tener una familia, tengo a Naciones Unidas y UNICEF las dos juntas, en vez de tener salud tengo dos excursiones al hospital todas las semanas. Joder, es que en mi vida no es normal ni mi gata, que nació ya totalmente loca, pero claro, el ambiente en que se está criando la ha convertido directamente en carne de presidio.

¿Acaso no me merezco ser normal????

miércoles, 5 de agosto de 2009

Cabreos

La gente que me conoce, pero incluso la gente que me conoce bastante, se sorprende a menudo de mi mala leche. No es un rasgo que se espere de mí, ni tampoco es que me cabree muchas veces en serio. Ya sé que todos tenemos nuestro carácter, pero yo no estoy hablando de enfados de poca monta, sino de auténticos cabreos. El que he cogido esta mañana ha sido uno de ellos. La víctima ha sido una celadora de la seguridad social y, todo hay que decirlo, se merecía los gritos por inútil. Lo cierto es que yo misma me sorprende de las cosas que pueden llegar a salir por mi boca cuando me cabreo así. Es como la transformación de Hulk, pero sin volverme verde, un poco roja si acaso. Lo malo es que, claro, salía del otorrino y éste me acababa de decir que para evitar mi segunda operación de nódulos tenía que hablar menos, más bajo y más despacio. Pero claro, a mí nadie me había dicho que nada más salir de la consulta iban a poner a prueba a mi parte más chunga. En fin. Está claro que no hay nada que hacer para evitar la operación porque la vida no está hecha para no gritar. Al menos si tienes sangre en las venas en vez de horchata... Es inevitable.

martes, 4 de agosto de 2009

Momentos impagables

Un profesor de lengua que tenía en el instituto me dijo una vez que "con dinero no se puede comprar la felicidad, pero se pueden comprar tantos sucedáneos que pasa desaparcebida". Siempre he estado bastante de acuerdo con esto, aunque hoy me ha dado por pensar en las pocas o incluso únicas cosas que no se pueden comprar ni con todo el oro del mundo. Son los momentos.

Y no me refiero a los buenos momentos en general, sino a los momentos verdaderamente especiales. Me refiero a una larga conversación entre cervezas con un buen amigo, con una de esas personas con las que conectas, con las que tienes un vínculo invisible que sobrepasa la amistad para convertirse en complicidad. O a una noche de fiesta con gente que te importa, una noche en la que la vida te parece maravillosa y los problemas se desvanecen hasta no existir. O a mirar a los ojos a la persona que quieres y sentir que todo lo demás no importa porque, entonces, en ese preciso momento, no existe nadie más en el mundo. Yo he vivido todos estos momentos, y en todos ellos he sentido el impulso de decirle a la persona o personas que tengo delante que los quiero, que sin ellos nada tiene sentido... Pero, ay amigos, lo malo de los momentos especiales es que pasan. Y a mí se me suelen pasar sin decir lo que estoy pensando. Sólo espero que los demás sepan leer en mis ojos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Traumas de la infancia

La palabra 'trauma' suena la mar de fuerte. Y ya no te digo si el trauma en cuestión lleva como coletilla la palabra 'infantil'. Entonces todos lo asociamos con padres alcóholicos que pegan a sus hijos y demás sucesos escabrosos por el estilo. Yo también pensaba así. Y claro, como mis padres no me pegaban ni mi casa era un hogar desestructurado ni he vivido en orfanatos, ni reformatorios, ni nada de eso, pues siempre había pensado que yo no tenía ningún trauma infantil. Claro, eso era demasiado fuerte. Pero resulta que me he dado cuenta de que se pueden tener otro tipo de traumas infantiles sin necesidad de haber sido maltratado ni de haber pasado por el reformatorio.

A lo que me refiero, es a lo que te marcan, para bien y para mal, tus experiencias infantiles. La forma de ser de tus padres, hermanos y tu forma de relacionarte con ellos condicionan mucho el cómo se es después. Y yo nunca me había parado a pensar hasta hace unos meses en las carencias y excesos que tuve en mi casa mientras viví allí y también ahora. No le echo la culpa a nadie de nada, no es eso, simplemente he descubierto que muchas de mis reacciones y de mis formas de actuar tienen una explicación lógica si tenemos un poco de memoria histórica. No sé si estás entendiendo algo o no, pero bueno, el otro día hablé de esto mismo con mi amiga y me entendió a la perfección, así que aunque tú no me comprendas ya no me siento desamparada. Hasta aquí mi reflexión chorras de hoy. Y gratis. Ala.