martes, 20 de abril de 2010

Palabras que pinchan

Nada duele más que las palabras. El bofetón más sonoro o el gesto más obsceno no pueden compararse con la desazón que son capaces de provocar las palabras dichas y que tal vez nunca deberían haberse pronunciado. Aunque claro, tampoco hieren igual dichas por una u otra persona, de una u otra manera, en uno u otro momento. Qué complicación. A mí unas palabras esta mañana me han pinchado y se me han quedado clavaditas una detrás de otra. Me repito palabras como autocontrol, pensamiento deformado, racionalización... y un montón más de conceptos que he aprendido últimamente, después de que me haya dado por leer libros de psicología y autoayuda. Pero hay que ver lo jodido que resulta tranquilizarse y autocontrolarse cuando tu parte irracional te empuja una y otra vez a responder con el bofetón más sonoro. No dolería tanto como las putas palabras, pero al menos liberaría un poco de esta mala leche que no consigo canalizar de otra manera...

miércoles, 14 de abril de 2010

No trates con prioridad a quien te tiene como opción

Porque suelo hacerlo. Porque no siempre soy prioritaria para las personas que lo son para mí. Pero no pasa nada. No merece la pena darle más vueltas. Porque no he venido aquí a sufrir, sino a disfrutar primero de mí y luego de los demás todo lo que pueda. Porque quiero reir, reir sin parar. Y porque quiero estar bien. Y porque quiero que sólo siga a mi lado el que esté bien conmigo. A los demás, no los necesito.

miércoles, 7 de abril de 2010

Inútil sufrir

Algunas veces, muy pocas, pero a veces pasa, hay pequeñas cosas que te cambian un poquito la vida o, al menos, la manera de enfocar esa vida: un libro, una peli, las palabras de un amigo... A veces, hay cosas con las que nos encontramos en el momento justo y es ésa coincidiencia en tiempo y lugar lo que convierte a esas cosas en importantes. Por eso, tal vez ése libro en otro momento no hubiera removido nada en mí, pero aquí y ahora sí lo ha hecho. Como su propio nombre indica, me ha demostrado lo inútil que es sufrir por cosas que escapan de nuestro control y también me ha explicado que lo sentimos depende de lo que pensamos. Y los pensamientos sí se pueden controlar.

No se trata tampoco de volverse insensible, no es eso. El sufrimiento útil se llama duelo. El duelo pasa, tarde o temprano, y nos hace más fuertes. El sufrimiento inútil se parece a las arenas movedizas. Si intentas salir, tan sólo consigues hundirte más. Pero al aferrarte a un sufrimiento o a otro cuando las cosas se tuercen depende de cada uno y de la capacidad que se tenga para pensar y ver las cosas de forma objetiva. Vamos, que cultivar nuestra inteligencia emocional es la clave para vivir de forma más tranquila. Y no sólo sin sufrir, sino siendo feliz, que es lo importante.