miércoles, 15 de diciembre de 2010

Día de nadie

¿Adonde van los aniversarios que ya no se celebran? ¿Qué hacer con el día más bonito cuándo queda huérfano? ¿Se puede recortar el número del calendario? ¿De todos los calendarios? Nosotros ya no tenemos aniversario. Lo nuestro murió de muerte natural. Mucho colesterol y grasa de años de mentiras provocaron un colapso cardíaco. Del ataque solo morí yo. Tú dices que estuviste en coma. Ya me perdonarás por no haber ido a verte, pero no me enteré. Estaba a varios metros bajo tierra. Pero sobreviviste y quedaste sin secuelas, así que tal tengas ya otro día especial en el calendario y yo todavía no me haya enterado, aquí abajo tenemos muy mala cobertura.

Hoy miro el calendario y me doy cuenta de que los días especiales que tuvimos ya no son días de nadie.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Y mira tú que me ha dado por reflexionar hoy acerca de si lo que no se cuenta existe o no. Si hace un rato decía que sí, que lo que no se cuenta también existe, ahora digo que hay veces que no. Estoy muy cansada de decir abiertamente lo que siento, lo que le siento, lo que le quiero. Y ya sé que no se puede pedir que todo el mundo sea igual de expresivo y de abierto con sus propios sentimientos, pero, al final, cuando ya has dicho muchas veces lo que sientes y la respuesta que has obtenido ha sido lacónica e imprecisa, empiezas a pensar que a lo mejor la relación que tienes con esa persona es más unilateral que otra cosa. Si tienes que preguntarle si te quiere para obtener una respuesta del estilo de 'claro, ya lo sabes' tal vez no merezca la pena ni que se esfuerce en contestar. Y es que, volviendo al principio, yo no digo que no me quiera, sólo digo que lo que no se dice nunca y se demuestra pocas veces simple y llanamente o no existe o es como si no existiera.

A veces pienso que estoy enamorada de alguien que no existe y que además nunca ha existido. Creo que me enamoraron de él unos cuantos momentos. Y luego me he dedicado a extrapolarlo y a pensar que algún día todo él será siempre como lo es en esos momentos que enamoran. Pero pensar eso es realmente una soberana gilipollez porque las cosas nunca serán como yo me las imagino. Él siempre tendrá secretos para mí, siempre exigirá cosas que él no cumple y siempre llevará la batuta de nuestra relación. Siempre elegirá lo que le apetece y rara vez cederá a mis apetencias cuando no coincidan con las suyas, siempre se escuchará más a sí mismo de lo que me escucha a mí y siempre sabrá en qué parte del cuerpo me están hiriendo sus palabras.

Dicen que en toda relación (sea de lo que sea) siempre hay uno que besa y otro que tan sólo pone la mejilla. Yo he tenido mucha suerte, he puesto muchas veces la mejilla a lo largo de mi vida, algo que es mucho más fácil y menos comprometido que dar el beso, pero ahora llevo mucho tiempo siendo yo la que besa. Y siento que muchas veces, en vez de dejarme besar, me giran la cara.

No te creo

Creo que para arreglar las cosas, si es que se puede llamar así claro, deberían desaparecer de nuestro vocabulario estas tres palabras. No se puede decir que tenemos que aprender a confiar el uno en el otro y al mismo tiempo pronunciar todos los días un 'no te creo'. Aunque tal vez dejar de decirlo sea relativamente fácil; tal vez lo verdaderamente complicado es dejar de pensarlo. He ahí el quid de la cuestión. El primer día de clase de la carrera me dijeron que 'lo que no se cuenta, no existe' y la verdad es k es su contexto no les faltaba razón, pero en cuestión de sentimientos lo que no se cuenta también existe y a veces incluso pesa más que lo que sí se dice. En fin.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Me ha pasado siempre. Sólo me da por escribir en los momentos malos. Y claro, luego tanto mis diarios como este blog dan la sensación de que soy la persona más depresiva sobre la faz de la tierra. Y tampoco es para tanto. Lo que pasa es que los días buenos van asociados a una especie de insustancialidad permanente. Vamos, que si todo va bien, es difícil escribir algo con gancho. La felicidad parece estar reñida con la buena literatura.

Por eso hoy tengo poca cosa que contar. Está siendo un día tranquilo, normal, sin sobresaltos, sin crisis... ¿o tal vez sea eso lo que haga que este día esté siendo diferente??

miércoles, 10 de noviembre de 2010

No pido tanto. Ya lo sé. Eso lo tengo claro. Lástima que se lo pida a la persona equivocada. Mis amigas me hacen muchas veces, de hecho lo hacen en cada llamada de teléfono y también cada vez que las veo, la odiosa pregunta del millón: -¿qué tal con él? A lo que yo siempre respondo lo mismo: -bien, bueno... A algunas les queda claro que no me apetece hablar más del tema, aunque también hay otras a las que les gusta ir más allá y hurgar un poco en el punto débil. Aún así, pocas veces digo nada más. Me las arreglo para dar vueltas circulares en torno a las mismas palabras vacías. Pero no lo hago con el afán de ocultarles mis secretos. No. Lo hago porque no sé qué decir. Lo hago porque no sé cómo resumir que las envidio porque su vida avanza mientras la mía permanece estancada. Las envidio porque hacen cosas cotidianas con sus parejas. Porque para ellas lo cotidiano no es extraordinario. Porque para ellas es normal salir a cenar, que las cojan de la mano o que les digan lo guapas que están hoy. Y no estoy diciendo que me encanten sus parejas, de hecho ninguna de ellas la querría para mí. Lo que estoy diciendo es que envidio la cotidianidad de lo normal, el no tener la necesidad de pararse a mirarlo dormido mientras piensas: 'Si lo abrazo, ¿se enfadará?' El no reprimirte las ganas de abrazarlo o de darle un beso por miedo a que te pregunte qué haces, o, peor aún, por miedo a que te rehuya de forma no brusca, pero decidida. No soy capaz de recordar la última vez que me besó sin habérselo pedido o, lo que es lo mismo, sin haberle besado yo antes. Me digo y me repito que la mejor solución a esto que me pasa es no esperar nada. No esperar planes perfectos, ni gestos de cariño, ni besos, ni abrazos, ni piropos, ni consuelos, ni comprensión, ni tan siquiera ayuda... Así -me digo- no me desilusionaré al obtener menos de lo que espero y, por el contrario me sorprenderé y alegraré si alguna vez obtengo algo. Pero debe ser que este proceso requiere de algo más que la simpleza de repetírselo a una misma hasta la saciedad. Debe ser que el no querer cuesta algunas veces más que el querer.

martes, 9 de noviembre de 2010

Vale. Está claro. Su objetivo en la vida es joder la mía. Pero no lo va a conseguir. Se acabó. Se acabó. Y se acabó. Para siempre. No me quiere y creo que hasta me odia. Porque sólo una persona que te odia es capaz de hacerte tanto daño a sabiendas todos los días. Ha jugado conmigo y con mis sentimientos, ha abusado de mi confianza y ha destrozado mis nervios. Me ha convertido en un ser infeliz y desequilibrado y ha hecho de mí la sombra de lo que fui. Y lo ha hecho diciendo que me quería y que se preocupaba por mí. Mentira. Todo mentira. Él no sabe lo que es querer. Y por eso no se puede llegar a imaginar lo que yo lo quise.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Es curioso lo que puede cambiarte la vida en un momento. Una simple llamada de teléfono puede hacer que lo que te preocupaba hasta hace un instante pase a ser una nimiedad y que llegues a desear con todas tus esfuerzas que sólo sea eso, que ójala sólo estuvieras preocupada por la tontería de hace 5 minutos. No sé, qué complicado es todo y qué impotente hacen sentir las cosas que escapan de nuestro alcance, las cosas que no podemos solucionar por más que queramos.
No puedo más. No sé ké habré hecho de malo en otra vida o si habré sido una hija de puta en ésta y no me he dado cuenta, pero no creo merecerme a alguien k me haga llorar día sí y día también. K me trate mal, k no me dé kariño, k no me kiera, k me mienta, k me engañe...

Dicen k kuando una relación larga se acaba es porque no tenía k ser, porque hay algo mejor esperándote. No lo sé. Yo también lo creía, pero tal vez no. Tal vez dejé escapar lo bueno. Porque esto no es mejor. Imagino que la felicidad plena no existe, pero tampoco yo pido tanto, sólo quiero querer y que me quieran al mismo tiempo. No parece mucho pedir, pero no te imaginas lo difícil que resulta cuando ni siquiera eres capaz de discernir si la persona de la que estás enamorada te quiere o te odia. Al fin y al cabo, son dos extremos demasiado cercanos entre sí.

jueves, 14 de octubre de 2010

Joaquin Sabina Agua pasada Vinagre y rosas 2009 Nuevo disco con letra

En días como hoy

Es en días como hoy en los que ni estoy contenta ni estoy triste. Si tuviera que reproducir con palabras mi estado diría 'bueno, bien...' Sin más. Y sé que hoy puede ser un gran día porque esta noche voy a ver a mi gran ídolo, pero a pesar del subidón irracional que eso me provoca, no puedo dejar de lado mis ya casi eternas preocupaciones y miedos. Y lo cierto es k empiezo a estar más k harta de ellas y de ellos. De las preocupaciones y de los miedos. Una de ellas, de mis preocupaciones quiero decir, me ha acompañado sin descanso durante los últimos años. Y, hasta ahora, siempre he pensado que podía vencerla, 'querer es poder', me he dicho siempre. 'Si nos queremos, todo lo demás es posible, cueste lo que cueste', pensaba. Pero a lo mejor no. A lo mejor quererse no es suficiente. Porque yo sé cuánto le quiero yo a él, pero nunca he tenido claro cuanto me quería él a mí. Pero aún así, aún pensando que él me quiera algo, tal vez no, tal vez no sea suficiente.

Yo siempre he asumido tan estoicamente como me ha sido posible que él no me pudiera dar lo que yo deseaba y necesitaba. Ahora pienso que quizás es al revés, que tal vez sea yo la que no puede darle lo que él necesita porque ni él mismo sabe lo que necesita. Yo estaba feliz en esta nueva etapa porque creía que algo había cambiado entre nosotros, que él estaba dispuesto a arreglar las cosas para conseguir ser una pareja y, además, una pareja normal. Pero ya no sé si eso es así o fue otra ilusión tonta que yo me hice con su inestimable ayuda. A veces creo que soy una peonza que da vueltas todo el rato casi, casi, en el mismo punto, desviándose poco, poquito, de su lugar de partida.

martes, 5 de octubre de 2010

Puñetero subconsciente

Tal vez el secreto para no agobiarse tanto con todo sea tomarse la vida con un poco más de calma. Dice un antiguo proverbio chino que si una cosa tiene solución, ¿para que preocuparse por ella? y, si no la tiene, ¿para que por ella preocuparse? Pero estas cosas es mucho más fácil decirlas o aconsejarlas que seguirlas a raja tabla. Y es que controlar los nervios que te producen las situaciones que escapan a tu control no siempre es fácil. Y si no que se lo digan a mis pobres uñas, que para ellas está siendo toda mi desazón.

No sé por qué extraña razón, el ser humano (o por lo menos yo, no sé el resto) no puede dejar de preocuparse por algo, sea lo que sea. Cuando las cosas que han costado lloros y sufrimientos diversos parecen encauzarse y eso hace que vuelvas a sonreir, pasas a preocuparte entonces por lo que pasará cuando eso deje de ser así, cuando todo vuelva a ir mal y vuelvas a sufrir. Y eso es sí mismo una soberana gilipollez porque a ver por qué narices no es posible preocuparse por las cosas cuando vienen y no antes. Yo sé que soy bastante ceniza y que siempre me pongo en lo peor, aunque en mi fuero interno esté pensando que no todo es tan malo como lo estoy pintando. Pero es k me resulta muy difícil ser optimista con los problemas que me afectan!! (con los de los demás no me cuesta nada serlo, por supuesto, siempre se ha dicho que no hay problemas más fáciles de solucionar que los problemas de los demás...)

En fin, que voy a coger aire, a dejar mis uñas en paz y intentar pensar que todo, todo va a salir bien, muy bien.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Hormonas

Si yo ya sé que todo debe ser fruto de las jodidas hormonas revolucionadas y de lo mal que me encuentro con su revolución, pero el que sepa el motivo por el que me siento así no hace que cambie mi manera de sentirlo, así que voy a ver si escribirlo me hace sacarlo fuera y me libera un poco.

Siempre he sido una persona con la autoestima por los suelos. Ésa es la razón por la que me siento menos capacitada que el resto para hacer la inmensa mayoría de las cosas. No es que tenga complejo de tonta, es que me creo firmemente que lo soy. La verdad es que los test esos psicológicos que nos hacían en el cole y en el instituto y que se suponía que medían la inteligencia le hicieron mucho daño a mi ya débil autoestima. Creo que la primera vez que me dieron un resultado de esos fue la primera vez que me sentí tonta de remate. Por supuesto cuando los profesores llamaron a mis padres para decirles que no se explicaban cómo una niña que sacaba tan buenas notas obtenía unos resultados en los test de borderline mi autoestima cayó al suelo definitivamente.

Desde entonces siempre me he hecho creer así misma que eso era una tontería que no me importaba lo más mínimo. Estudié una carrera fácil, no por ser fácil, sino porque era la mía, y la saqué sin apenas esfuerzo. Encontré un trabajo de lo que tocaba y lo he mantenido con el paso de los años. Cosas así deberían llevarme a pensar que 'tan tonta no seré', pero, a pesar de que no pienso en esto a diario, en días como hoy de hormonas revoltosas me siento especialmente idiota y cualquier cosa hace que rebrote ese sentimiento de estupidez que tengo escondido y guardado desde aquellos tiempos remotos del cole.

En días como hoy, pienso que soy una carga para los trabajos en equipo y que ésa es la razón por la que yo estoy aquí ahora escribiendo esto mientras mis compañeros acaban un trabajo de todos. No me han avisado, claro. Y no lo han hecho porque yo no podía aportar nada ya. Como la mayoría de las veces realmente. Como ha pasado durante los algo más de dos meses que ha durado el proceso. Mis aportaciones nunca son útiles porque lo que yo hago bien es lo mismo que es capaz de hacer bien todo el mundo.

¿Solución a esto? Bueno... cuando mis hormonas vuelvan a su sitio yo seguiré pensando esto, pero lo habré mandado al fondo, a las profundidades de mí misma y me habré vuelto a poner la careta de chica segura que cree que es útil es todo lo que hace. Seguirá siendo mentira, pero todo es más fácil con ella puesta.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Gracias por tu ejemplo

Dudas

Quiero creer y algo que me lo impide. Es el miedo. Miedo a volverme a equivocar, a volverme a desilusionar, a volver a sufrir... Miedo... intento pensar en como hacer desaparecer el miedo... pero el miedo es irracional. Y mientras, sigo dudando.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Ilusiones rotas

Creo que tengo en alguna parte de mi interior (no sé muy bien el lugar en el k está ubicada, pero creo k la siento entre la garganta y el estomágo) una makinika k fabrica ilusiones todo el rato. Y digo k las fabrika porque si sólo las almacenara se habrían acabado ya y ya no me quedarían. Así k he llegado a la conclusión de k las fabrika kasi al mismo ritmo k se van rompiendo. Y no sé si esto es bueno o malo, porque debo tener la makinika un poco estropeada y se empeña en fabrikar todas las ilusiones iguales. Y claro, como son todas iguales, esto lleva a k siempre me ilusione con lo mismo y a k, irremediablemente, acaben todas hechas añikos una vez detrás de otra.

Y claro, el asunto es k kuando se te rompen te kedas bastante mal (debe ser k la zona entre la garganta y el estomágo es muy sensible y de ahí la mala gana k se me pone...) Pues hoy me ha pasado eso a las 7 y cuarto de la mañana. Demasiado temprano, supongo (eso me pasa por madrugar tanto). Mi makinika se había encargado de k yo me volviera a creer, una vez más, k soy importante para él y k, al igual k otras personas importantes, kiere k esté presente en los momentos k para él son importantes.Yo pensaba k las mejores amigas no se perdían ninguna de estas cosas. Pero no es así. Yo no estoy a ese nivel y él no va a permitir k lo esté nunka. Así k compartirá ese momento importante con los k él considera importantes y a mí me lo kontará por teléfono mientras yo estoy en otra parte, cuanto más lejos de allí, mejor; para k así ninguno de los k estén allí con él pueda sikiera llegarse a imaginar k él, a pesar de los años y de las kosas k han pasado, a veces, en algún pekeño momento fugaz me considera importante (o tal vez ni eso, ya no lo sé)

Yo lo intenté; intenté k me invitara a ir. Y cuando no lo hizo la makinika de ilusiones hizo k pensara k a lo mejor no era el día para esas kosas, k no era el día para invitar a nadie. Pero la makinika se volvió a equivocar. No era el día para invitarme a mí. Ese día será otro, otro día en el k no haya nadie más para poder verme.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lo bonito de lo normal

Es bastante raro, pero he llegado a la conclusión de que los humanos solemos caer a menudo en todas esas cosas que nos hemos repetido por activa y por pasiva que nunca caeríamos. Me cuesta mucho explicar con palabras esto y no sé si lo voy a conseguir sin que suene raro o sin que, simplemente, no se entienda, pero lo cierto es que conozco a alguna gente (entre los que me incluyo) que ansía cosas normales y, al mismo tiempo, se encarga de que nunca puedan serlo. Por ejemplo, una persona muy cercana a mí desea rehacer su vida de pareja. Desea volver a tener una relación convencional, que la cojan de la mano por la calle, ir a los sitios con él, hacer cosas juntos... pero resulta que el ÉL en cuestión es 25 años más joven que ella y con un color de piel que no pasa desapercibido. Por supuesto, ella no tiene la culpa de haberse enamorado de él y no de otro, pero, por mucho que a ella no le importe, la sociedad nunca los verá como una pareja normal y ella, en su subconsciente, tampoco se librará de esa carga. No es justo, pero es así.

No deja de ser curioso que una misma persona pueda tener dentro de sí misma partes tan dispares: una que dice lo que le gustaría, lo que desea, y otra que se encarga de enamorarse de la antítesis de ese deseo. Me recuerda a esa gran frase que me hicieron traducir hace muchos años en mi clase de latín: "Sé lo que es bueno, pero sigo lo peor".

Yo ya he huido dos veces de lo normal por preferir quedarme con lo no convencional. Y lo he hecho porque he querido. O mejor, lo he hecho porque eso es lo que quiero. Pero, basta con eso? Basta con quererlo? El quererlo acabará por conseguir que olvide todas mis dudas e inseguridades? O seguiré siempre pensando que no soy suficiente para él? Ni suficientemente inteligente, ni guapa, ni graciosa, ni creíble... Y el no ser suficiente no mola nada, porque te hace vivir con el miedo de te van a dejar tirada a la primera de cambio... Ay, puta inseguridad y puta crisis de los 30 o lo que sea esto...

Los seis días - Te odio

jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Se gastan?

¿Los amigos se gastan? Quiero decir, ¿los amigos se desgastan? Yo hoy he llegado a pensar k sí. Tal vez, después de años de contarles tus cosas, de llorar en su hombro, de escuchar pacientemente, de aconsejar en vano... Tal vez llega un momento en el que el amigo se cansa, se aburre, y simplemente piensa: '¿Para qué seguir aconsejando a alguien que no sigue mis consejos? Tal vez, si no le pregunto qué tal está, me ahorre el peñazo de tenerla que volver a escuchar...'

Y es que no sé cuanto de cansina se puede ser antes de que tus amigos se cansen de tus problemas. Tal vez yo esté rozando el límite, o a lo mejor en casos concretos incluso lo haya alcanzado ya. Y, ante esto, sólo se pueden hacer dos cosas: o te buscas nuevos amigos (cosa que no está fácil, que hay mucho gilipollas suelto...) o comienzas a callarte tus problemas para ver si así se desaturan de ti...

enrique bunbury y jaime urrutia , mas dura sera la caida

martes, 7 de septiembre de 2010

Bunbury - Frente A Frente

Es bastante curioso k sólo tenga la necesidad de escribir en tus páginas (ya sé k es una pantalla, pero me mola más el símil de pensar k eres un cuadernillo similar a aquel diario que hace años k abandoné) cuando tengo uno de esos días extraños en los k no sé bien si reir o llorar, si estoy contenta o triste, si mi frágil felicidad viene o se va.

Empiezo a dudar de k la estabilidad vaya a ser algo presente en algún momento de mi vida. La tuve un día y preferí dejarla escapar y he vuelto a tener la oportunidad de recuperarla y he preferido kedarme con lo incierto. Tan incierto k ni siquiera sé si lo tengo. Tan incierto k no sé si kiere tenerme o sólo retenerme, tan incierto k no sé si esperarme o desesperarme, tan incierto k lo único cierto de todo esto es k lo kiero. Pero no sé si sufrir tanto y durante tanto tiempo acabará por llevarme a algún sitio bueno. Tal vez tan sólo me lleve a más sufrimiento.

A veces me siento como un perro paseando apaciblemente al lado de su dueño. Un estupendo labrador bonito y simpático, fiel y amigable, que se desvive por su dueño. Pasea a su lado orgulloso y feliz. Y todo va bien mientras vaya adonde éste kiera. El problema es k a veces el labrador kiere desviarse un poko del camino y llegar al parque por un atajo. Pero cuando intenta tirar de su dueño para k éste le siga, la correa se le clava en el cuello con tanta fuerza k tiene k desistir para no ahogarse. El pobre labrador no entiende por qué su dueño se empeña en ir todas las mañanas al parque por el camino más largo, pero él termina por ceder, en parte por su abnegada dedicación y en parte porque la correa está tan bien sujeta k le impide salir corriendo. De todas formas, tal vez si se empeñara y reuniera todas sus fuerzas para dar un tirón enorme lograra desasirse. Y entonces iría al parque por el camino corto, por el que le gusta. Pero, ¿y luego? cuando llegara la hora de ir a casa, ¿qué haría? Tendría k buscar otro dueño... Pero, kiere tanto al suyo!!!

miércoles, 7 de julio de 2010

Ommmmmmmmmmmmmmmmmmm

Yo tampoco sé por qué me pongo así. Pero no puedo evitarlo. Me enfado por cualquier cosa y el que me pregunten qué me pasa sólo sirve para cabrearme más. Mucho más. Es como un cortocircuito. De repente algo me cabrea profundamente y a partir de ahí cualquier intento en indagar en lo que me pasa sólo consigue crispar más mis nervios. Por supuesto, no me pasa con todo el mundo. Hay gente con una gran capacidad para cabrearme. Aunque también es verdad que no puede ser casualidad que la gente que más horas veo al cabo del día sea la misma gente que tiene esa capacidad más desarrollada Sería muy mala suerte que coincidiera, ¿no?

Pero creo k lo más sano cuando me pasan estas cosas es esperar. Intentar calmarme. Pensar que soy demasiado exagerada, que las cosas no son tan radicales como yo las veo. Respirar hondo. Calma, calma... ommmmmmmmmmmmmmm. Pero ké no me pregunten ké me pasa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 2 de julio de 2010

Yolanda - Pablo Milanés y Silvio Rodrígez

La imperfección perfecta

Mi cabeza es un hervidero de cosas. Sí, sí, de cosas. No me atrevería a calificarlo como ideas. Y es que cuando crees que las cosas ya no pueden complicarse más... ¡zas! Me saco un as de la manga y consigo hacerlo todo un poco más difícil. Pero tal vez, al menos esta vez, merezca la pena. A lo mejor es bueno coger la mano de alguien que te la ofrece, en vez seguir obcecada en esa mano escurridiza que siempre huye de la mía. A lo mejor es bueno dejar atrás un pasado que te encadena a la infelicidad de forma dulce, pero constante. A lo mejor es cierto eso de que el amor tiene que tener espinas, pero tal vez no haga falta convertirlo en un auténtico zarzal. Tal vez ahora quiera que me quieran en vez de solo querer, tal vez quiera que me mimen en vez de sólo mimar, tal vez quiera sonreir más que llorar...

Pero luego, después de pensar esto, paso horas sentada en el balcón, mirando el cielo. Casi sin moverme. Surcando mi parte de mapa celeste detrás de un pájaro, descansando en el tejado vecino, escuchando los ruidos de la calle y mezclándolos con los del interior de mi cabeza. La noche cae y sigo descalza, en mi terraza, con la mirada perdida, amasando ideas de cuentos que no escribiré, palabras que no le diré, sentimientos que nunca dejaré escapar. Y, en algún momento, la lucidez llega con su aplastante garrote, y me da en toda la cabeza. Y entonces, sólo entonces, entiendo que no tengo solución. Que seguiré animándome a levantarme por las mañanas e intentaré ser perfecta pero no lo conseguiré. Que debo conformarme y vivir con lo que soy y no con lo que podría ser. Y, aún entonces, a sabiendas de que me engaño todos y cada uno de los minutos, volveré a dejar mi mente en blanco y se irá por los tejados otra vez, aunque la oscuridad ya es casi total y pensaré que todo puede cambiar, que yo puedo cambiar, incluso en días de locura máxima creeré que él puede cambiar... Y descalza, hambrienta y algo beoda entraré en casa, pondré el despertador y soñaré con un mundo imperfecto, en el que por fin, yo sería feliz,... Y a lo mejor tú estarías conmigo.

jueves, 17 de junio de 2010

Joaquin Sabina - Ahora Que

Aquí va un regalo... Una de las mejores canciones que se han escrito nunca. Una de esas canciones que debería ser obligatorio escuchar al menos una vez en la vida. Porque a veces tengo la sensación de que todas esas cosas que siento y no sé cómo describir han sido ya descritas por el gran Joaquín Sabina.




Cosa con nombre

He descubierto que no soy tan rara como creía. Es más, todo lo que pasa, y que a menudo siento en mi fuero interno como único y extraño, tiene un nombre dado por la psicología hace mucho, algo que lo convierte en un trastorno común y a mí en un ser más común aún. Sin embargo, el saber por ejemplo que tengo unos 8 de los 14 llamados por la psicología 'pensamientos deformados' no me consuela mucho, aunque sí que es cierto que te hace sentir menos bicho raro. Ahora sé, que el quedarte sólo con lo negativo de las cosas y que esto te impida ver lo bueno que tiene esa misma cosa se llama 'visión de túnel' y que a mi amplia capacidad para hacer frases con todo, nadie y nunca (nadie me quiere, todo me sale mal, nunca me llamas...) se le llama sobregeneralización. Y así podría seguir, pero la verdad es que me haría falta una chuleta para recordar exactamente todas mis deformaciones de pensamiento.

La verdad es que tomar conciencia de ese tipo de cosas (que la mayoría de los humanos hacemos sin saberlo) ayuda a corregirlo y, sobre todo a relativizar todas esas que tienen que ver con nuestros sentimientos. Tendemos a creer que lo que sentimos es verdadero. Y no es cierto. Lo que sentimos depende de lo que pensamos y ¿acaso alguien duda de que el pensamiento está sujeto a error lógico? Así pues, claramente, los sentimientos pueden mentir. Y tal vez los míos lleven mucho tiempo haciéndolo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ayúdala

Especialista de cine con vértigo y miedo a caerse, busca lentes para sus 100 dioptrias de utopía. Cree fielmente que casi todo es imposible, y los excéntricos viven en las afueras. No lleva reloj porque no está cuerda, y es capaz de tropezarse consigo misma varias veces al día. Del 1 al 10 su autoestima en menos 15. Su primer deseo cada día al despertar es volver a dormir. En un vaso de agua sería capaz de ahogarse, pero por quién ama bebería los vientos. No parece un ser de este mundo, aquí cada paso es un triple salto mortal sin red. Necesita encontrar su planeta, ¿puedes ayudarla?

Sólo dos clases

Si en mundo sólo hubiera dos clases de personas estarían...

-Las que siempre tienen razón y las que no

-Las que usan velo y las que no

-Los que aman el fútbol y los demás

-Los que se enamoran cada cinco minutos y los que nunca lo han hecho

-Los que compran en domingo y los que no

-Los que te avisan de que llevas las luces del coche encendidas y los que no

-Los que las encienden a posta y lo que se las olvidan

-Los que miran a los ojos cuando te hablan y los que miran a cualquier otro sitio

-Los que se ponen tristes en luna llena y los que ni se fijan

-Tú y yo

¿Cuál es tu lado?

martes, 20 de abril de 2010

Palabras que pinchan

Nada duele más que las palabras. El bofetón más sonoro o el gesto más obsceno no pueden compararse con la desazón que son capaces de provocar las palabras dichas y que tal vez nunca deberían haberse pronunciado. Aunque claro, tampoco hieren igual dichas por una u otra persona, de una u otra manera, en uno u otro momento. Qué complicación. A mí unas palabras esta mañana me han pinchado y se me han quedado clavaditas una detrás de otra. Me repito palabras como autocontrol, pensamiento deformado, racionalización... y un montón más de conceptos que he aprendido últimamente, después de que me haya dado por leer libros de psicología y autoayuda. Pero hay que ver lo jodido que resulta tranquilizarse y autocontrolarse cuando tu parte irracional te empuja una y otra vez a responder con el bofetón más sonoro. No dolería tanto como las putas palabras, pero al menos liberaría un poco de esta mala leche que no consigo canalizar de otra manera...

miércoles, 14 de abril de 2010

No trates con prioridad a quien te tiene como opción

Porque suelo hacerlo. Porque no siempre soy prioritaria para las personas que lo son para mí. Pero no pasa nada. No merece la pena darle más vueltas. Porque no he venido aquí a sufrir, sino a disfrutar primero de mí y luego de los demás todo lo que pueda. Porque quiero reir, reir sin parar. Y porque quiero estar bien. Y porque quiero que sólo siga a mi lado el que esté bien conmigo. A los demás, no los necesito.

miércoles, 7 de abril de 2010

Inútil sufrir

Algunas veces, muy pocas, pero a veces pasa, hay pequeñas cosas que te cambian un poquito la vida o, al menos, la manera de enfocar esa vida: un libro, una peli, las palabras de un amigo... A veces, hay cosas con las que nos encontramos en el momento justo y es ésa coincidiencia en tiempo y lugar lo que convierte a esas cosas en importantes. Por eso, tal vez ése libro en otro momento no hubiera removido nada en mí, pero aquí y ahora sí lo ha hecho. Como su propio nombre indica, me ha demostrado lo inútil que es sufrir por cosas que escapan de nuestro control y también me ha explicado que lo sentimos depende de lo que pensamos. Y los pensamientos sí se pueden controlar.

No se trata tampoco de volverse insensible, no es eso. El sufrimiento útil se llama duelo. El duelo pasa, tarde o temprano, y nos hace más fuertes. El sufrimiento inútil se parece a las arenas movedizas. Si intentas salir, tan sólo consigues hundirte más. Pero al aferrarte a un sufrimiento o a otro cuando las cosas se tuercen depende de cada uno y de la capacidad que se tenga para pensar y ver las cosas de forma objetiva. Vamos, que cultivar nuestra inteligencia emocional es la clave para vivir de forma más tranquila. Y no sólo sin sufrir, sino siendo feliz, que es lo importante.

lunes, 22 de marzo de 2010

Bienvenida primavera

Siempre es una buena noticia que el invierno se acabe. Días grises y fríos que te hacen ir encogida por la calle, que te quitan las ganas de reir e incluso de hablar. Mi invierno ha sido más gris que de costumbre. A nadie le gusta querer sin que le quieran, lo sé, pero en mi caso esa situación se ha convertido en una constante a la que no sé cómo decir adiós. Si es amor, obsesión o enfermedad es algo que no he llegado a saber, pero me desetabiliza sobremanera, me altera, me perturba y me provoca un nudo en la garganta que se deshacecon facilidad cuando lloro para luego volverse a formar en el mismo lugar y con más cuerpo si cabe.

martes, 2 de marzo de 2010

100 años de soledad

Ayer leí que nuestro manera de ver el mundo depende de cómo sentimos ese mundo. Parece una obviedad y, tal vez lo sea, pero es que llevo unos días más sensible de la cuenta y me da por pensar en tonterías obvias. No es fácil crecer. No es fácil darse cuenta de que las cosas se vuelven muy complicadas conforme vas cumpliendo años. De pequeña, siempre pensaba que mis padres tenían una especie de superpoder capaz de solucionar los problemas más graves. Daba igual lo que me pasara. Ellos tenían la extraña cualidad de buscar la solución y relativizar el asunto hasta que yo terminara también por verlo como algo pequeño y tonto, sin importancia. Pero resulta que ahora que he crecido me he dado cuenta de que yo no tengo ese superpoder y que el de mis padres hace mucho que dejó de surtirme efecto. Ahora me he dado cuenta de que la magnitud de los problemas y el número de años crecen de forma proporcional. La verdad es que añoro las épocas de mi vida en las que los problemas se solucionaban con simple 'cura sana' o con un lloro de una tarde. Ahora, todo es más complicado. Los problemas se enquistan, duran mucho, no pasan nunca y, muchas veces, me siento demasiado sola para afrontarlos.

viernes, 26 de febrero de 2010

Equivocaciones

Debe ser cierto eso de que somos la única especie que tropieza dos veces en la misma piedra. Yo no paro de tropezar y además estoy empeñada en seguir. Pero no dos, es que debo ir ya por los 200 tropezones más o menos. Y me pregunto cuándo llegará el día en que me canse de caerme después de tropezar. El día en el que la poquita autoestima que me queda se rebele y diga 'hasta aquí hemos llegado', 'hoy no, hoy no tropiezo' 'hoy, yo soy mejor que tú'.

martes, 16 de febrero de 2010

Confusión

Vivo un momento de extrema confusión. Quiero saber y no me atrevo a preguntar. Sé que las respuestas podrían herir mi ya de por sí maltrecho orgullo y también sé que lo más inteligente quizás sería no preguntar, porque hay pocas probabilidades de que la respuesta sincera me guste. Así que aquí estoy, con las preguntas quemándome la garganta, imaginándome cuan terribles pueden ser las respuestas, con la boca callada y la mente hiperactiva. ¿La seguirá llamando? ¿Le seguirá escribiendo mensajes? ¿La seguirá viendo? ¿Seguirá pensando en ella? ¿Piensa seguirme engañando? ¿Cuánto tiempo podré estar sin preguntarlo?

viernes, 12 de febrero de 2010

Ya perdonarás (segunda parte)

-Ya me perdonarás que te sonriera aquella primera vez.
-Ya me perdonarás por haber provocado aquel primer beso.
-Ya me perdonarás por haberte confiado mis secretos más ocultos.
-Ya me perdonarás por haber elegido tu hombro para llorar.
-Ya me perdonarás por haber mendigado tus abrazos.
-Ya me perdonarás por haber insistido en acompañarte a todas partes.
-Ya me perdonarás por haber intentado comprar tu cariño.
-Ya me perdonarás por haber aguantado tus reproches.
-Ya me perdonarás por haberte convertido en lo más importante.
-Ya me perdonarás por haberte dicho la verdad.
-Ya me perdonarás por haberte respetado.
-Ya me perdonarás por haberte creído.
-Ya me perdonarás por no ser suficientemente buena para ti.
-Ya me perdonarás por haberte querido más que a nadie.
-Ya me perdonarás por haberme enamorado.

En resumen, ya me perdonarás que no haya sido una hija de puta contigo. Lo siento de verdad.

jueves, 11 de febrero de 2010

Todo igual

Desde que me da todo igual me he convertido en una persona muy gris. Llevo 30 horas sin comer, sin dormir y, lo que es peor, sin sonreir. No como porque no tengo hambre, mi estómago se ha rebelado y ha decidido ponerse en huelga. Y no sirve de nada forzarlo a trabajar. Ya lo he intentado. Pero tiene sus propios piquetes. Se llaman náuseas y van a por todas, son muy violentas y van armadas con palos. No duermo porque no tengo sueño. Mi hemisferio derecho no se relaja y trabaja a destajo (para compensar la inactividad de todo lo demás, debe ser). Y claro, así el sueño no quiere venir a visitarme. Y no sonrío porque no tengo ganas. Las ganas de sonreir se fueron ayer con otra mejor que yo.

Herido de muerte

No estoy enfadada. Tampoco estoy llorando. Ya no. Por primera vez en muchos años estoy vacía. El otro día escribía que tenía que ponerle freno a mi parte izquierda, a la de los sentimientos. Pero no pensé en arrancarme el lado izquierdo de golpe, cual lobotomía. No ha hecho falta. Lo han herido de muerte. Ya no siento ni padezco. Lo malo es k para compensar esa paralización de mi lado izquiedo, el derecho se ha vuelto hiperactivo. Y no para de pensar. Como no está acostumbrado a tanta actividad, lo hace de forma incoherente, desordenada, sin sentido. Quiero pararlo, pero no puedo, está embalado y no me hace caso. Y mientras, el hemisferio izquierdo yace a su lado. Quieto, muy quieto, con color de cadáver y rostro desencajado, en estado vegetativo. No se ha podido hacer nada más por él. Los médicos no son optimistas. El accidente ha sido grave. Lo hirió de parte a parte, por la mitad. No creen que recupere sensibilidad, ni que pueda volver a querer, ni tampoco a llorar. Tendrá que aprender a vivir así. Quietecito, sin moverse, sin sentir. Mientras, la parte derecha hará todo el trabajo. Esperemos que pronto se calme y, pasado el estrés inicial, se lo pueda tomar con un poco más de calma.

martes, 9 de febrero de 2010

Ya perdonarás

.Por un momento, olvidé que ya no te conocía, y casi te abrazo. Ya perdonarás. Me pillaste con los dos brazos erguidos hacia ti y no supiste qué decir. "Se me duermen a veces", exclamé, antes de que pudieras abrir la boca, y salí a toda prisa en dirección contraria, intentando no mirarte, o hacerlo sin que me vieras.

•Por un momento, olvidé que ya no éramos amigos y, casi le doy un sorbo a tu cerveza. Ya perdonarás. Me pillaste con la mano asiendo tu jarra y no supiste qué decir. "Tenía calor en la mano", exclamé, antes de que pudieras abrir la boca, y salí del bar a toda prisa, intentando no mirarte, pero queriendo saber si tú me mirabas.

•Por un momento, olvidé que ya te había olvidado, y casi te digo que te quiero. Espero que me perdones. Me pillaste mirándote fijamente a los ojos y no supiste qué decir. "Soy miope otra vez", exclamé, antes de que pudieras abrir la boca, y salí de tu vida a toda prisa, intentando no volver atrás, pero deseando que tú me siguieras.

-Hache-

El problema está en la izquierda

Dicen que es mejor guiarse por la cabeza, que por el corazón. Valiente tontería. ¿Es que no saben que el corazón, lejos de todo su sentido figurado y metafórico, sólo es un músculo feo que bombea repetidamente la sangre? "Es el motor del cuerpo" "No podemos vivir sin él" -dirían los corazonófilos en su defensa. Bueno, tampoco sin hígado, páncreas, riñones o pulmones... El corazón, queridos amigos, no es más que un currante más de esta enumeración y, como el resto, tiene un trabajo mécanimo y repetitivo, ni siente, ni padece, él bombea y punto.

Así que, descartado el corazón, llegamos a la clara conclusión de que todo está en nuestro coco y de que, por tanto, todos nos guiamos con lo mismo (quedan excluidos de esta afirmación los hombres que tan sólo se dejan guiar con la entrepierna, que son bastantes, pero me gusta pensar que no todos, soy una ilusa, lo sé).

Y de todo lo anterior se deduce que mi problema está la cabeza. Dicen que el hemisferio derecho se encarga de los persamientos racionales y el izquierdo de las emociones. He ahí el problema. ¡¡¡Es que yo soy zurda!!!! Ay, por Dios, ya sabía yo que por algo tenía que ser eso de que antes curas y monjas te obligarán a escribir con la derecha, fueran cuales fueran tus primeras inclinaciones. Lo hacían en un intento desesperado de salvar a esos pobres niños del sufrimiento que reporta el desarrollar más tu parte izquierda. Pero yo nací ya tarde y nadie me obligó a nada. Y claro, ahora estoy pagando las consecuencias de ser un hemisferio izquierdo con patas.

Eso sí, se acabó eso de tener a mi parte derecha infradesarrollada, que, como todo el mundo, también merece en esta vida una oportunidad.A partir de ahora, además de ejercitar culo y caderas en el gimnasio, voy a poner en forma a mi pobre y escuálido hemisferio derecho y voy a pasar del otro, a ver si el izquierdo se desincha, que de tanto hacer pesas está tan musculado que ya da grima. Yo creo que hasta se ha debido meter alguna sustancia ilegal para ponerse tan cachas. Y claro, igual que los que se ciclan en mi gimnasio, tanta exageración, lejos de ser bonita, da aprensión.

jueves, 4 de febrero de 2010

No soy culpable

No sé si te he contado que tengo un alma gemela. Sí, sí, como lo oyes. No hace mucho tiempo, ni siquiera hace un año que mi alma gemela se cruzó en mi camino. Pero da igual, porque la ventaja de ser almas gemelas, es que a las dos horas tienes la extraña sensación de conocerte de toda la vida. Pero claro, no es que sea mi alma gemela sólo por esa sensación. Hay muchas más razones que nos han llevado a pensar eso. Como tener la misma profesión, la misma afición por escribir, el mismo sentido del humor, la misma manera de ver las cosas y, sobre todo, el haber llevado una vida extrañamente paralela en el plano sentimental. Tengo muchas amigas y todas lo son porque tenemos algo en común, aunque sean pequeñas cosas, pero es gracioso, y algo turbador también, encontrarte con alguien con quien compartes tantas cosas antes de haber compartido personalmente ninguna.

Como no podía ser de otra manera, ella también tiene un blog. Lo empezó por la misma razón que yo, aunque sin habernos conocido para contárnoslo. Eso sí, su blog, lejos de ser secreto, es visitado por un montón de gente al día y sus entradas han merecido la edición de un libro. (En fin. No te preocupes. Todo llegará, que ella es mayor que yo...)

En cualquier caso, lo que pasa es que hace unos días leí una entrada de su blog y me pasó algo que me suele pasar con ella (para eso somos almas gemelas, claro). Resulta que en sus palabras, que relataban el cómo se sentía ella, leí exactamente la forma en la que yo me sentía en ese instante. Entonces pensé en escribirte a ti a mi manera y con otras palabras el cómo me sentía. Pero me he dado cuenta de que no puede ser. Porque el cómo me siento ya está escrito. Y no hay otras palabras para expresarlo. Va por ti, Hache.

"Dime tú, por favor, si soy culpable. Dímelo porque ya no sé si me vuelvo loca. Dime si soy culpable de haber amado a quién no me amó. Dime si soy culpable de haber creído en sus palabras, de haber confiado en él. Dijo que yo era la única. Lo dijo y desapareció. Tiempo después, llegó. Estaba más serio, más callado, más en otra parte que de costumbre. Entonces dijo: ya no te amo. Y me mató. Lo dijo suave, tranquilo, como quién bebe té. Y yo hacía preguntas para que él se desdijera, pero sus respuestas siempre eran frías, lejanas, como de quién odia, como de quién espera ese momento para matar a alguien. Y, sí, me mató. Pasó el tiempo. No le olvidaba. Más tiempo. No podía olvidarle. Tiempo, tiempo, tiempo. Él, siempre dentro (...) No puedo decir que haya olvidado a quién me mató. Ése será siempre mi asesino. Pero he encontrado cariño cuando solo esperaba la nada. Y hoy, por eso, he de decir aquí, que no me siento culpable. ¿Puede un muerto hacer daño? Pues esta chica cadáver ningún mal ha de hacer porque ya sufrió, ya murió,... Y él nunca la lloró. Tú que lees esta historia, dime, ¿soy culpable de ser por fin un poco feliz? Entonces, ¿por qué a veces me hacen sentir así?"

lunes, 1 de febrero de 2010

Sueño, sueño y sueño

Hoy me he levantado con un sueño inhumano. De esos sueños paralizantes. Yo me esfuerzo por salir de él, no creas, pero me tiene atrapada como en una especie de neblina de la que no puedo escapar. Cualquier rincón sería bueno para dejarme abrazar por Morfeo y dormir, dormir, dormir sin despertador... Seguramente pensarás que alguna buena razón debo tener para encontrarme en este trance. Pues sí. Bueno, y también no. Quiero decir, que tengo una razón, pero no es buena. A mí me gusta tener sueño después de dos tipos de noches: después de una noche de juerga con amigos en la que me lo he pasado muy bien y después de una noche de buen sexo. En ambas circunstancias, el estado mental del día siguiente es el mismo: la semiinconsciencia prolongada. En el primer caso, porque la resaca no permite que mis dos neuronas conecten de forma correcta y, en el segundo, porque formo parte de ese grupo de personas a las que un buen polvo no sólo les relaja y les dulcifica el carácter, sino que además les hace entrar un agradable trance en el que la vida es bella, el mundo amplio y Aragón maravilloso. Ahora bien, no sé cual de las dos cosas es más difícil de conseguir: si una buena juerga o un buen polvo. Está la cosa muy mala.

Y llegados a este punto te preguntarás: ¿qué tal ayer? ¿Cuál de los dos motivos es la causa de tu estado somnoliento semiinconsciente de hoy? Pues aquí viene lo peor amigos: ninguna de las dos cosas. Mi cabeza da tantas vueltas al mismo tema últimamente que creo que va a estallar. Yo quiero desconectar, darle al stanby y que pare, que pare de una vez. Pero nada. No para de pensar, día y noche. Y por el día es un rollo, pero por la noche es mucho peor. Cuando por fin parece que va a caer rendida me tortura con malos sueños que hacen que despierte sumida en la angustia... Cuanto daría yo hoy porque mi sueño tuviera que ver con una juerga de espanto o con un polvo salvaje... Bueno, realmente creo que me hubiera conformado también con una juerga normalita y con un polvo estándar... que no están los tiempos como para pedir peras al olmo.

jueves, 21 de enero de 2010

Libertad con límites

Resulta que todo en mi vida es decisión mía y yo no me había dado ni cuenta. Resulta que soy yo y sólo yo la que puede decidir si comprarse un piso, si echase un novio que no sea él, si quedar con amigos del género masculino a cenar... Resulta que todo es decisión mía porque a él literalmente 'le da igual'. El único problema es que tiene una manera un tanto sui generis de demostrarme que le da igual. Si quedo con amigos se enfada porque no se fia de lo que pueda hacer con ellos, si miro piso me desanima y si me echara novio probablemente me dejaría de hablar por el momento.

Y entonces yo pienso: ¿por qué? Si te gusto, si me quieres aunque sea un poco, cógeme de una puta vez, arriésgate por una vez en tu vida y probemos si funciona. Pero si no me quieres déjame en paz. Que te dé igual lo que haga o con quien me acueste. Que te igual pero de verdad y para siempre.

martes, 5 de enero de 2010

Año nuevo, preocupaciones viejas

Cuando cambiamos de año a quien más quien menos le da por hacer algún que otro buen propósito. No sé... ir al gimnasio, dejar de fumar, ser fiel... hay un montón, tantos como personas. Yo siempre empiezo el año con ganas de renovarme un poco por dentro. Y este año no ha sido una excepción, claro. Lo único malo es que luego se me olvida en seguida. Siempre me propongo ser más feliz, tomarme las cosas mejor y darles menos importancia, vivir el momento, relativizar los problemas, disfrutar más... Y resulta que luego llega el primer traspiés y ¡¡zas!!! descubro que para cambiar no basta con proponérselo así a la ligera y ya está, que es un poco más complicado (y no he dicho imposible, eh??) Pero claro, tal vez los verdaderos cambios de conducta deban ir poco a poco.

Y por eso hoy estoy contenta. Porque ya sé que, básica y sustancialmente sigo siendo la misma que hace 5 días (faltaría más, oye, que yo además me molo un montón!!), pero hace un rato he encontrado una libretilla de los últimos meses de 2008 y me ha horrorizado descubrir el estado nervioso en el que me encontraba. En serio, entonces no era capaz de verlo, pero la verdad es que no querría volver a eso por nada del mundo. Vamos, que he descubierto que sí que había cambiado. Y que tal vez no haya sido de golpe, de un día para otro, pero, así, a la larga, se hace evidente. Y no digo para los demás. Me refiero a mí. Que al fin y al cabo soy la importante en esta historia. Y me queda mucho, es cierto. Pero tal vez menos de lo recorrido. Ahora lo sé. Y queda mucho porque el punto de partida era muy profundo. Ahora, he alcanzado la superficie. Y me tengo que concentrar en seguir subiendo hasta 1 metro con 75, por lo menos. Ya sé que como yo soy más bajita, me tendré que poner tacones. Pero no pasa nada. Lo que sea para mirarlo frente a frente, de igual a igual, o, si me apuras, hasta un poco por encima del hombro...