martes, 25 de agosto de 2009

Etapa moñas

Siempre he sido una moñas. Así es. Mejor reconocerlo que vivir negando la evidencia. Es cierto que con mis amigas, incluso con las más cercanas, no soy muy dada a las muestras de cariño, me cuesta darlas y también recibirlas. Pero la cosa cambia cuando pasamos al terreno parejil. Es decir, me he dado cuenta de que echo de menos acostarme en compañía todas las noches -aunque nunca haya sido de esas personas capaces de dormir abrazada a alguien toda la noche. Es más, creo que eso no se puede conseguir sin arriesgarte al entumecimiento y posterior amputación de algún miembro del cuerpo-.

Pero aún así echo de menos el saber que tienes a alguien al lado, alguien con el que te vas a chocar si te das la vuelta, alguien a quien culpar de ocupar demasiado espacio en la cama, alguien que haga ruido por las mañanas y te fastidie sin querer (o queriendo, quien sabe) tus últimos minutos antes de que suene tu propio despertador, alguien que te coja de la mano por la calle, alguien a quien dar un beso de buenas noches, y alguien que te dé un beso cuando se va a trabajar (mientras tú piensas, "me has despertado con tanto ruido, que lo sepas"). Y alguien con quien comentar por las noches cómo ha ido el día y también las estupideces que ponen en la tele. Y alguien con quien poder mostrarte tal como eres. Alguien con el que no importa si vas maquillada o despeinada, da igual si ese día no estás perfecta. Porque sabes que le gustas igual, que lo que siente por tino tiene que ver con que tus ojeras sean más o menos pronunciadas.

Echo de menos todo eso, que es mucho. Y sin embargo no es suficiente para que una relación funcione, aunque sí necesario. Ais. Ya sé que todo esto se resume en que soy una moñas que necesita que la mimen. Pero cuando necesitas eso y no tienes quien lo haga no dejas de tener un problema, no? Así que, decidido, busco a alguien que me haga sentir especial y, que, puestos a pedir, ocupe poco espacio en la cama.

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