martes, 7 de septiembre de 2010

Es bastante curioso k sólo tenga la necesidad de escribir en tus páginas (ya sé k es una pantalla, pero me mola más el símil de pensar k eres un cuadernillo similar a aquel diario que hace años k abandoné) cuando tengo uno de esos días extraños en los k no sé bien si reir o llorar, si estoy contenta o triste, si mi frágil felicidad viene o se va.

Empiezo a dudar de k la estabilidad vaya a ser algo presente en algún momento de mi vida. La tuve un día y preferí dejarla escapar y he vuelto a tener la oportunidad de recuperarla y he preferido kedarme con lo incierto. Tan incierto k ni siquiera sé si lo tengo. Tan incierto k no sé si kiere tenerme o sólo retenerme, tan incierto k no sé si esperarme o desesperarme, tan incierto k lo único cierto de todo esto es k lo kiero. Pero no sé si sufrir tanto y durante tanto tiempo acabará por llevarme a algún sitio bueno. Tal vez tan sólo me lleve a más sufrimiento.

A veces me siento como un perro paseando apaciblemente al lado de su dueño. Un estupendo labrador bonito y simpático, fiel y amigable, que se desvive por su dueño. Pasea a su lado orgulloso y feliz. Y todo va bien mientras vaya adonde éste kiera. El problema es k a veces el labrador kiere desviarse un poko del camino y llegar al parque por un atajo. Pero cuando intenta tirar de su dueño para k éste le siga, la correa se le clava en el cuello con tanta fuerza k tiene k desistir para no ahogarse. El pobre labrador no entiende por qué su dueño se empeña en ir todas las mañanas al parque por el camino más largo, pero él termina por ceder, en parte por su abnegada dedicación y en parte porque la correa está tan bien sujeta k le impide salir corriendo. De todas formas, tal vez si se empeñara y reuniera todas sus fuerzas para dar un tirón enorme lograra desasirse. Y entonces iría al parque por el camino corto, por el que le gusta. Pero, ¿y luego? cuando llegara la hora de ir a casa, ¿qué haría? Tendría k buscar otro dueño... Pero, kiere tanto al suyo!!!

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