miércoles, 17 de noviembre de 2010

Me ha pasado siempre. Sólo me da por escribir en los momentos malos. Y claro, luego tanto mis diarios como este blog dan la sensación de que soy la persona más depresiva sobre la faz de la tierra. Y tampoco es para tanto. Lo que pasa es que los días buenos van asociados a una especie de insustancialidad permanente. Vamos, que si todo va bien, es difícil escribir algo con gancho. La felicidad parece estar reñida con la buena literatura.

Por eso hoy tengo poca cosa que contar. Está siendo un día tranquilo, normal, sin sobresaltos, sin crisis... ¿o tal vez sea eso lo que haga que este día esté siendo diferente??

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