miércoles, 22 de julio de 2009

Cosas absurdas

En la vida hay cosas hay cosas muy absurdas. El gran Sabina dice en una de esas canciones que deberían ser dogma de fe "Tan absurdo como un belga por soleares... así estoy yo sin ti". Yo no sabía hasta hace poco que los belgas tienen fama de ser absurdos, algo que el gran Joaquín sí que debía saber cuando escribió la canción. Claro, para eso es Dios.

Pero hay más cosas absurdas, además de los belgas. Absurdo por ejemplo es insistir en cosas que son imposibles. Absurdo es machacarse hasta la extenuación por cosas que no dependen de uno mismo. Y absurdo es también estar enamorada de alguien que no te trata bien el 90% de las veces que te habla. De alguien que dice ser comprensivo cuando en realidad no entiende nada, de alguien que dice estar pendiente de los demás cuando lo que en realidad demanda sin descanso es que estén pendiente de él. De alguien contradictorio que odia las contradicciones de los demás, de alguien celoso que odia que le controlen, de alguien infiel que odia que le pongan los cuernos, de alguien agresivo que odia la agresividad de los demás, de alguien sensible al que no le gusta la sensibilidad ajena. Podría seguir con esta sucesión de absurdeces, pero en realidad la más absurda soy yo. Porque me gusta lo que odio. Porque odio lo que me gusta.

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