miércoles, 29 de julio de 2009

El equilibrio es imposible

Así es. Y no lo digo sólo porque estoy en uno de esos días en los que me siento orgullosa de ser mujer, aunque también tendrá algo que ver. Siento que mi equilibrio, entendiendo por equilibrio a mi estabilidad emocional, depende de muy poco (bueno, y también de muy pocos). Soy como una montaña rusa en constante ascenso y descenso. Me ilusiono en seguida. Hay muchas cosas que me ponen contenta. Una mirada especial, una llamada de teléfono dulce, un abrazo fuerte, un beso bonito, un piropo, una canción especial, una conversación apasionada... Son casi tantas como las cosas que son capaces de hundirme en la miseria. Las dudas, los celos, la desconfianza, la envidia, el reproche... Ais. Soy capaz de pasar de la pasión más pura al odio más visceral en cuestión de horas, de minutos o incluso de segundos. Ya sé que debería sentirlo todo menos y pensarlo un poco más. Ya lo sé. Y en ello estoy. Pero es que hay que ver que jodido es esto de ser equilibrado.

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