jueves, 11 de febrero de 2010

Herido de muerte

No estoy enfadada. Tampoco estoy llorando. Ya no. Por primera vez en muchos años estoy vacía. El otro día escribía que tenía que ponerle freno a mi parte izquierda, a la de los sentimientos. Pero no pensé en arrancarme el lado izquierdo de golpe, cual lobotomía. No ha hecho falta. Lo han herido de muerte. Ya no siento ni padezco. Lo malo es k para compensar esa paralización de mi lado izquiedo, el derecho se ha vuelto hiperactivo. Y no para de pensar. Como no está acostumbrado a tanta actividad, lo hace de forma incoherente, desordenada, sin sentido. Quiero pararlo, pero no puedo, está embalado y no me hace caso. Y mientras, el hemisferio izquierdo yace a su lado. Quieto, muy quieto, con color de cadáver y rostro desencajado, en estado vegetativo. No se ha podido hacer nada más por él. Los médicos no son optimistas. El accidente ha sido grave. Lo hirió de parte a parte, por la mitad. No creen que recupere sensibilidad, ni que pueda volver a querer, ni tampoco a llorar. Tendrá que aprender a vivir así. Quietecito, sin moverse, sin sentir. Mientras, la parte derecha hará todo el trabajo. Esperemos que pronto se calme y, pasado el estrés inicial, se lo pueda tomar con un poco más de calma.

No hay comentarios: