lunes, 1 de febrero de 2010

Sueño, sueño y sueño

Hoy me he levantado con un sueño inhumano. De esos sueños paralizantes. Yo me esfuerzo por salir de él, no creas, pero me tiene atrapada como en una especie de neblina de la que no puedo escapar. Cualquier rincón sería bueno para dejarme abrazar por Morfeo y dormir, dormir, dormir sin despertador... Seguramente pensarás que alguna buena razón debo tener para encontrarme en este trance. Pues sí. Bueno, y también no. Quiero decir, que tengo una razón, pero no es buena. A mí me gusta tener sueño después de dos tipos de noches: después de una noche de juerga con amigos en la que me lo he pasado muy bien y después de una noche de buen sexo. En ambas circunstancias, el estado mental del día siguiente es el mismo: la semiinconsciencia prolongada. En el primer caso, porque la resaca no permite que mis dos neuronas conecten de forma correcta y, en el segundo, porque formo parte de ese grupo de personas a las que un buen polvo no sólo les relaja y les dulcifica el carácter, sino que además les hace entrar un agradable trance en el que la vida es bella, el mundo amplio y Aragón maravilloso. Ahora bien, no sé cual de las dos cosas es más difícil de conseguir: si una buena juerga o un buen polvo. Está la cosa muy mala.

Y llegados a este punto te preguntarás: ¿qué tal ayer? ¿Cuál de los dos motivos es la causa de tu estado somnoliento semiinconsciente de hoy? Pues aquí viene lo peor amigos: ninguna de las dos cosas. Mi cabeza da tantas vueltas al mismo tema últimamente que creo que va a estallar. Yo quiero desconectar, darle al stanby y que pare, que pare de una vez. Pero nada. No para de pensar, día y noche. Y por el día es un rollo, pero por la noche es mucho peor. Cuando por fin parece que va a caer rendida me tortura con malos sueños que hacen que despierte sumida en la angustia... Cuanto daría yo hoy porque mi sueño tuviera que ver con una juerga de espanto o con un polvo salvaje... Bueno, realmente creo que me hubiera conformado también con una juerga normalita y con un polvo estándar... que no están los tiempos como para pedir peras al olmo.

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